EXCELSIOR
En la coyuntura de la transformación del país, en todos los ramos de la industria y del empresariado, así como del sector público, lo permanente tiene que ser lo dinámico, el cambio.
De sobra se entiende y consta que el periodo neoliberal no solamente contribuyó a la corrupción, sino al fortalecimiento de su funesta y coludida hermana siamesa, la impunidad.
A pesar de un diseño estructural propio de ingeniería de “primer mundo”, algunas instituciones públicas tienen que refundarse y reestructurarse; estas fueron transgredidas por prácticas que han llevado al país a escandalosos casos de deshonra irremediable.
Por ejemplo, todavía están pendientes aquellos 21 casos de desvío de recursos federales documentados por la Auditoría Superior de la Federación, que sumaron 302 mil millones de pesos, sólo de Veracruz; en la anterior administración alcanzaron el desvío de 61 mil MDP.
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